Rememorando distracciones, rescato esta:
Una vez mi entonces futura ex (para nada tuerta como mi abuela,empedernida mitómana por cierto) me cuestiono si yo estaba en condiciones de confirmarle mi fidelidad, quería saberlo aunque, me recalco, dudosamente lograría creerme a causa de su crónica inseguridad y de sus celos bochincheros .Por supuesto, yo (fervientemente enamorado de ella) respondí con afirmativa rotundidad… AJUSTAMOS VELAS, TOMAMOS AL TORO POR LAS ASTAS Y EMPRENDIMOS VUELO.
Cuatro años a full y luego la inevitable caída a pique .El aterrizaje fue estrepitosamente forzoso.
Ella me abandonó (PORTAZO FIGURATIVO DE POR MEDIO A LO QUIEN DICE: ¡ESTO NO VA MAS, BASTA!)verrinchera y encaprichadamente excusándose por haber seleccionado a un nuevo espécimen heterosexual ,menos asexuado que mi ego pero mas mitómano que la inseguridad de ella (él, caído del cielo que exhibiendo su testosterona a flor de piel e insinuándole prometedores descargues psicoespérmicos a granel, logró seducirla gratamente)somos una especie selectiva no cabe duda y sin hacerme el distraído (casi casi tocándole el culo al olvido y a un paso de la reconciliación con mi armonía interna ) hoy a la distancia puede decirse que la comprendo y sin rencores de por medio (no hay culpas ni culpables solo malos entendidos entre egos diferentes), estoy satisfechamente convencido de ello ,aunque (y por mero complacer la mufa compulsiva de los chismosos hasta convencerlos) no me cabe presumirlo .
Hoy y después de una ardua controversia introspectiva con ciertos recuerdos exiliados, cuyo tinte deprimente ahora no se ve tan patético y reprochable, canalizo mi fe y respeto por el sexo opuesto manteniéndome un cachito a la defensiva .Sucede que aún, sigo siendo vulnerablemente accesible para ellas y sus conjuros.
No obstante lo reconozco, es cierto, toda infidelidad no se da a secas, como mera ocurrencia, sino como consecuencia de una provisoria y atenuante necesidad de suplir una desmedida suma de desentendimientos consensuados a medias y contiendas recíprocas que acaban en altibajos. Generalizando: toda infidelidad se da cuando el “feedback” (retroalimentación en teoría de la comunicación) generado por ambas partes se manifiesta con contundente antipatía y por ende con nocivo atrofio.
Hoy (y como santo remedio de botiquín fuera del alcance de los niños) particularmente, espero no volver a responder con rotundidad favorable (como un pelotudo) preguntas femeninas de incierta procedencia intimista.
Por lo tanto, aunque no expresándolo en tono de reproche y según una sensación justificada, CONFIRMO LO SIGUIENTE:el consentimiento de ciertas convicciones femeninas suele tornarse contraproducente para la certeza masculina…



No hay comentarios.:
Publicar un comentario