lunes, 6 de agosto de 2007

Lo dejo a tu criterio...

Mi estado de sensibilidad, o sea, mi Ser es una brújula susceptible a la densidad de lo dramático y al magnetismo del feeling que se revela (quizás por arte de magia) en ciertos instantes en los cuales una mirada cómplice arrebatadora e incendiaria sutil e insaciable corrompe placenteramente mi desapercibida vulnerabilidad distendida, despabilándome y desintoxicándome de tanto hastío solemne frustrante e impune, diseminado en el aire, aire respirable a fuerza de no ceder ante toda rutina criminal, a fuerza de no resignarse (“la resignación es un suicidio diario” Pindaro ) a fuerza de entregarse a una predeterminación ulterior ejerciendo un determinismo fetiche (el ego elevado a la cuarta potencia) pero por gusto como quien se ha dejado crucificar enamorado ¡Por Gusto! Como quien ha bebido la cicuta convencido ¡Por Gusto!
A mi estado en mi sensibilidad, o sea, mi Ser, le es imprescindible asumir sensaciones reservadas y clandestinas por inconfesables: el silencio es licito cuando uno se va cubriendo de cáscaras, no como una estrategia fría, sino como una actitud necesaria para seguir adelante, es lógico ir perdiendo la inocencia pero no es un acto fallido obviable, sino admisible ir desprejuiciando la confianza (uno es esclavo de demasiadas cosas) todo corazón es esclavo de sus legitimas esperanzas... Por lo tanto mi estado en sensibilidad, o sea, mi Ser prefiere no exagerar cuando expresa lo que siente, si lo hace no insinúa, ni disimula su transparencia, simplemente la asevera.
Por su parte, mi corazón (“mi corazón polvoriento” Neruda dixit) humedecido y fresco como el aroma de raíces recién desenterradas, es un excelente aliado a la hora de destilar remanentes residuales: historias mínimas, experiencias no tan sublimes, emociones añejadas o embrollosas y de una celeridad vertiginosa y furtiva hasta el hartazgo, reminiscencias breves de alguna fulana por la cual se ofrecieron las manos al fuego, reminiscencias de una añeja estadía en cierto confín misterioso en donde era común (casi como ver a un daltónico intentando encajar las piezas de un cubo mágico o siguiendo una melodía pisando colores en un pumper-up, o como la abducción vía ovni de un menonita anarquista) era común decía, vivir según los designios de la pulsion del amor...
El Amor, el AMOR... lo mencioné y debo confesar al respecto que el amor no es un acceso de fiebre el cual siempre acaba con un bostezo... el amor es una tendencia (lejos de ser análoga a el hobbie de coleccionar cachivaches) cuyo histrionismo (no tan escatológico como milagroso) a mi corazón (alérgico a la compota de soledad) le resulta una fiesta, literalmente una fiesta de disfraces exclusiva para colados (todo colado jamás la pasa pésimo, ni le saca el cuero a la fiesta) una fiesta en la cual pueden catarse indescriptibles narcóticos redituables para los sentidos... en definitiva, según este rehén escamado como un pez, por precaución, pero siempre proclive a ser conquistado por un irresistible señuelo (corazón entre comillas) el amor es una fiesta casual, un evento esporádico e intimo, no una gala o un show benéfico, sino un ritual chamanico con luna llena, fogata chirrispoteante y menjunjes alucinógenos, un ágape clandestino con orgía zarpada incluida, una tertulia intelectualoide a puro mate, torta frita y metafisiqueo ...
El amor es un aceptable y discreto quilombo nada que ver con un antro indecente, Nada que ver ¡el amor no es una porquería!
El amor es una linda covacha (como la de la asexuada y lacónica Bruja Cachavacha) decorosa y amena y en la cual es aun mas lindo aclimatarse sosegado y fornicantes dispuesto a rascarse la monotonía hartante y acariciarse la paciencia y el buen humor hasta el desparpajo con paparruchadas acicalantes y sartas afelpadas de sandeces...
El amor es un niño jugando con entusiasmo hiperkinetico bajo una lluvia de pororó, chisitos y caramelos sin envoltorio...
Ok, de acuerdo, si bien el AMOR es a mi entender insurrecto solo una OBSESION devenida luego en COPULACION TERAPEUTICA, consecuencia de la antecedente inexplicabilidad de la ATRACCIÓN (¿una desmedida y/o concomitante afinidad?)... defendiendo este sentimiento, y por supuesto no desentendiéndome a si mismo de lo contraproducente que resulta , a veces, AMAR (de todos modos nadie ha sentenciado aun que amar fuera fácil) lo defiendo y me hago cargo al decir que el amor no es algo de lo cual uno dice porque si : “me pudre” o “que bodrio” , o quizás a lo cual se lo subestime también despectivamente diciendo : “es menos complicado remontar una pandorga”.
En fin, lo sostengo e insisto, el amor es una fiesta, una a la cual los Flanders sin pelos en la lengua te aconsejarían asistir con pomos de nieve artificial y papel picado colorinche... (ah!! También chukairos y guacharacas)
Ok, (me voy a comer los churrascos) de todos modos como colorario sirvan estas premisas:
LOS DOS SIEMPRE...
1. siempre cuidate de no desear indirectamente efectos contraproducentes.
2. siempre justifica (en el lugar exacto en el momento oportuno) tus instintos Genético-Neandertales, arrebatándote (o al menos bostezando)
LOS DOS NUNCA...
1. nunca te reproches por errores asumidos, precisamente, toda desición convincente es en potencia un desliz impredecible.
2. nunca, nunca asistas a siertos tipos de fiestas, excepto que estés dispuesto/a a portarte mal pero sin que trascienda.
HE DICHO... GLAMOUR Y ORGASMOS MULTIPLES

No hay comentarios.: